SINOPSIS: El escritor tras Romeo y Julieta, Hamlet y MacBeth es en realidad el Conde de Oxford, que en su juventud tuvo un profundo romance con la Reina Elizabeth. Como su posición política se ve comprometida al escribir obras que cuestionan la rectitud moral de la clase noble, recurre a un pomposo y analfabeto actor de segunda que ve aquí la oportunidad de su vida para escalar la escala social e intelectual de su época. Sus escritos desatarán subversiones, pasiones, amores y son el corazón de la época isabelina.

RESEÑA:Palabras. Palabras que mueven montañas y que gobiernas reinos, palabras que hacen reir y hacen llorar, las palabras son más poderosas que la espada y que cualquier arma o imperio. Esa es la premisa de la nueva pelicula de Roland Emmerich (sí, el mismo de 2012, el Día de la Independencia y El Día Después de Mañana), un thriller político y pseudo-histórico, pelicula de época, con líos palaciegos y amorosos. Qué llevó al ícono de las películas de desastres a hacer una cinta tan alejada de si mismo, talvez nunca lo sabremos, pero sí sabemos el resultado.

Llevo algún tiempo esperando esta cinta; las películas de época, los dramas históricos y épicos son uno de mis géneros favoritos junto a la fantasía y la ciencia ficción. Roland Emmerich explora la teoría conspirativa que llevó al verdadero autor de las magistrales obras que hoy conocemos como escritas por William Shakespeare a ser un completo anónimo en la historia. Una teoría que se ha manejado desde siempre, pero que es solo eso: una loca teoría (teorías conspirativas que hoy por hoy están tan de moda en nuestros días).

De todas formas, era muy interesante ver cómo lograrían reflejar en pantalla esta gran conspiración y aunque el guión se da el lujo de muchas licencias históricas (a veces me da la impresión que va demasiado lejos), el mensaje entregado es potente y emocionante, sobretodo para aquellos que vivimos de escribir, que conocemos el viceral y profundo actor de la escritura como un acto complejo, casi descarnado, de revelación y redención, supliendo así las fallas puramente históricas del guión.

Contada en un interesante juego de flashbacks, la cinta nos muestra cómo el poder de las palabras puede conquistar el corazón de una reina, mover masas e incluso incitar rebeliones. En mi opinión, lo más importante de la cinta es ese mensaje, es mostrar que el proceso creativo de escribir viene del alma, del corazón, que el escritor vuelca su vida en el papel, que los personajes son parte de lo que el escritor es, de sus deseos, de sus miedos, indecisiones y amores, de sus anhelos y odios. Y creo que aquí está su mayor éxito, es una historia que bien podría ser real o no serlo, pero que más allá de eso se centra en sus personajes, en el mundo interior de cada uno de ellos, dejando de lado cualquier tipo de excentricidad steampunk tan de moda.

Con interesantes actuaciones, aunque debo decir que la interpretación de Cate Blanchett de la Reina Isabel I sigue siendo mi favorita sin desmerecer por supuesto el trabajo de Joely Richardson (El Patriota, La Chica del Dragón Tatuado), hermosos vestuarios (siempre la época isabelina ha inspirado a los diseñadores de las películas a sacar sus mejores obras), a los amantes de William Shakespeare (que aquí es presentado como un ebrio actor de segunda, chantajeador y sin talento) o los que admiramos a Elizabeth I (que aquí es presentada como una mujer con menos personalidad, menos autocontrol, menos presencia y menos inteligencia de lo que realmente tenía) podría parecernos un poco exagerado y muchas veces chocante, pero hay que pensar que esta cinta no es más que una metáfora, y sus personajes son solo un instrumento para presentar una historia y un mensaje, el grito de todos los guionistas y escritores, traductores y periodistas que quedan en el anonimato cuando son otros los que se llevan los laureles. Sin ir más lejos todos hablamos de Roland Emmerich y su película, pero él no la escribió, sino el guionista John Orloff. Además si analizamos más profundamente, Orloff se da el lujo de contar esta historia como una tragedia, haciendo así un pequeño homenaje a las tragedias de Shakespeare.

Y sí, esta es hasta ahora la mejor película dirigida por Roland Emmerich, por mucho. Un salto cuántico que se agradece, que explora la humanidad de sus personajes en un esfuerzo más íntimo. No es perfecta, pero es una cinta que toma riesgos, que entrega un potente mensaje y que logra mantenerse en terrenos sobrios sin caer en exageraciones ni escenas épicas innecesarias en este caso.

Y como se dijera en ese ochentero programa chileno de humor en sus parodias El Japening con Ja, este filme muestra No como fue sino como pudo haber sido.

Con los talentos de Rhys Ifans, Vanessa Redgrave, Joely Richardson, David Thewlis y Jamie Campbell Bower.

De todas formas, como siempre digo, son ustedes, mis estimados freaks, los que tienen la última palabra.

Buena
Rating: ★★★★★☆☆

Erika Moreno